Amor
Oigo la luz cantar en tu voz serena,
mi espíritu se acompasa
al latido de tu alma.
Y en el tejer de tus ojos
mirando está mi sonrisa;
que precisa del aliento
de tu amor.
¡Amor!
Que de mi recoges las lagrimas
volviendo las alegría.
Tú eres mi mediodía,
mi atardecer y mi noche.
Pues no siento ningún derroche,
al decir. Te quiero, ¡vida mia!
Amar
Entre espinas me encuentro,
en este campo de minas
y no tengo ningún miedo
pues tus pasos son mi guía.
Hay de mi sin ti, amor.
Que del dolor de amarte mueren
mis ojos al no poder ver
la suavidad de tu rostro.
Y añoro cada enzima y cada poro
de tu piel.
Pues las luces vespertinas
hacen de tus ojos endrinas,
en tremendo anochecer.
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