miércoles, junio 06, 2007

Aromas de mar se oyen;
se perciben no muy lejos.
Mientras, montañas coronan
tu rostro joven y viejo.

Entre tierra y azahar
siempre tus perfumes cantan.
En el vergel del olvido
tus jardines son de nácar.

Son de sol, luz repentina.
En tus cantares me duelo,
pues las ruinas nos cobijan
en este atardecer eterno.

Amor de tierra, amor de cielo.
Tus sombras son vespertinas,
son el alma de lo añejo,
oculto tras las cortinas.

1 comentario:

TORO SALVAJE dijo...

Que belleza Cale, no sé si lo has hecho también a propósito pero tiene una cadencia perfecta, parece que lleva música en su ritmo.

Besos.