A una estrella.

Hace ya mucho que no me da por escribir en el blog, pero bueno ya que estamos...

¿Quien sabe, como me pregunte ayer por la muerte?
Si fue en la vida, donde vi el dolor.
¿Quien sabe, como me pregunte ayer por la muerte?
Si fue en unos ojos llorosos, donde vi un adios silencioso.
No se apagaron los candiles;
hoy no llegaron a encenderse.
Se apagó una luz y tu estrella se fudió.
Explotó el alma incandescente,
la que perdura en el pasar de los años.
Hoy llega chispseante la luz,
el recuerdo que te hace eterno.
Recuerdo.
La negrura me inunda.
Esa quejumbrosa dama me acompaña,
lloro asolas como los heroes de antiguos cantares.
Demasiado valientes para demostrar su dolor.
Recuerdo.
La nieve no tiñe tus sienes, ya no lo hará.
No habrá un mañana cansado,
ni olvidarán a los que han sido,
los que son y los que algún día serán.

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Encontremonos en el recuerdo, en el silencio, en las miradas perdidas, en el dolor y la alegría, el los suspiros ajenos, en habitaciones vacias con vistas a cobertizos desiertos. Encontremonos aquí, en mis desencuentros.