jueves, abril 27, 2006

Es curioso como algunas veces, nos convertimos en víctimas de nuestros errores y como para mas peculiaridad, son los que sufren las consecuencias de esos errores los que nos liberan de la mala conciencia.

Hace ya unos años hice daño a alguien con seis palabras, todas unas encadenadas detras de otras. Los ojos de esa persona se hicieron pequeños y su expresión se volvió quejumbrosa. A mi el corazón se me encogió, uno porque supe en ese instante lo que había hecho y dos porque no tuve el valor que se requiere para enmendarme.
Después de este tiempo volví a encotrarme cara a cara con la misma persona. Sabia, desde hacía no mucho, que volvería a encontrarla. A las dos palabras, más o menos, me apuntilló con gusto ( también lo vi en sus ojos), y entonces me libero. Probablemente jamas sabra lo agusto que me quede. Espero que disfrutara de su pequeña "venganza" porque yo estoy difrutando mucho con el efecto de un castigo que merecia.

Gracias S M!!
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Encontremonos en el recuerdo, en el silencio, en las miradas perdidas, en el dolor y la alegría, el los suspiros ajenos, en habitaciones vacias con vistas a cobertizos desiertos. Encontremonos aquí, en mis desencuentros.

1 comentario:

Bito dijo...

Entiendo perfectamente lo que dices, no te imaginas cuánto.