viernes, febrero 11, 2005

Hoy estaba en una pasteleria acompañando a mi hermana. Y mientras ella decidia que pasteles comprar, a mi me ha dado por describirle, mirando una tarta de chocolate, como es ese sabor intenso del cacao, del chocolate cuando le das un mordisco a un pastel como aquel. Como primero notas que los dientes rompen esa corteza de chocolate que lo recubre y después los labios, la lengua, el paladar, sienten el esponjoso bizcocho humedecido en chocolate. Como de esta sensación esponjosa pasas al mayor deleite al notar el sabor suave y delicioso de la crema de chocholate y de los trozos de chocolate duro que han quedado de la corteza. Y como, durante unos segundos, este sabor tan salvaje se queda flotando junto con ese aroma entre el paladar y la lengua; cuando ya el trozo de pastel es historia. La suerte ha sido que no llevara suficiente dinero sino acabo llebandome el pastel entero. Al final me he ido de allí sin pastel y tampoco he conseguido que mi hermana lo comprara, pero si que me echara un par de miradas asesinas de estas que dicen; o te callas, o....te callas; esta último en plan de suplica. Es curioso, como sin haber probado el pastel, ha sido como si me lo estubiese comiendo, casí hasta doloroso, porque no era de verdad.
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Encontremonos en el recuerdo, en el silencio, en las miradas perdidas, en el dolor y la alegría, el los suspiros ajenos, en habitaciones vacias con vistas a cobertizos desiertos. Encontremonos aquí, en mis desencuentros.

2 comentarios:

Isthar dijo...

La próxima vez ¡¡Cómprate el pastel!! ;)

Mira que no me gusta el chocolate, pero por tu forma de describirlo me han entrado unas ganas locas de ser yo la que se comiera el pastel...

Cale dijo...

Bueno! Eso es lo que pretendia hacer que sintiese mi hermana. Pero no me funciono!! Sera que mi poder de convicción no es muy fuerte o que la voluntad de mi hermana es más fuerte que mi poder de convicción, de la cual cosa me alegro...