domingo, octubre 30, 2005

Hasta el fin de la eternidad

Soy como el soplo de una brisa
navegando por el aire.
Viviendo en un palacio de cristal,
coloreado de azul turquesa.
Cenicienta en su castillo de cuento de hadas.
Si me tocas me rompo, pues no existe mi ser.
No me nombras, no conoces.
No me quieres conocer,
ni dejo que me conozcas.
Soy como el frio acero
flotando en un riachuelo.
Polución que se contagia, el residuo invisible.
Estoy, sin que se me pueda ver observo
desde mi lado del espejo;
aquí donde la realidad se confunde con la locura.
Razón desmesurada y desbordada de razones,
inventada por los pasos de estrellas fugaces como el silencio.
Allí donde no hablan ni los duendes, te espero.
Me conformo con saber que la mágica realidad es tan ficticia
como las fantasias de las que se hacen los sueños.
Pues hoy es un día, mañana sera otro día;
así hasta el fin de la eternidad.
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Encontremonos en el recuerdo, en el silencio, en las miradas perdidas, en el dolor y la alegría, el los suspiros ajenos, en habitaciones vacias con vistas a cobertizos desiertos. Encontremonos aquí, en mis desencuentros.

2 comentarios:

Isthar dijo...

Es de lo más bonito que te he leido en mucho tiempo preciosa :)

ss dijo...

hablando de los horóscopos y de hasta que punto nos definen o no, me acordé de tu especial descripción de tu lugar en el cielo astral: escorpio, libra, ninguno de los dos, lo mejor de cada uno... en un post anterior lei que lo mejor de ti es tu debilidad, reconozco que no es lo peor de ti, de hecho te equivocaste al hacer el enunciado lo mejor de ti es que no escondes la debilidad, esa que todos tenemos.