dudando

Locas olas de mar
que golpeais mis orillas.
Dejad que descanse,
aquí al lado del mar.
Dejad que el mar me arraste
y me lleve al infinito.
Permitidme dormir en su lecho frio;
donde mis sueños de niña se conserven
mecidos a la luz de la luna.
Dejad que en la humeda cuna
me canten las sirenas.
Dejad que me duerma;
dejad que me duerma.

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Encontremonos en el recuerdo, en el silencio, en las miradas perdidas, en el dolor y la alegría, el los suspiros ajenos, en habitaciones vacias con vistas a cobertizos desiertos. Encontremonos aquí, en mis desencuentros.